"El Jardín de mamá pulpo"
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lunes, 15 de abril de 2013

Adios oficial a los pañales!!




Aun recuerdo cuando la princesa mayor había dejado los pañales, a una edad tan corta, a mi se me hacia difícil creer que estaba creciendo y su desarrollo iba muy rápido en todos los aspectos, ha sido una niña precios desde el nacimiento. Casi no la disfrute de brazos los primeros meses  ya que  cuando nació parecía que cargaba a una bebe de tres meses, nunca tuve que sostenerle la cabeza  ella estaba más que firme.  Casi no quiso brazos,  y yo… mamá primeriza me daba tanta pena  no poder disfrutarla a mi antojo.
La princesa pedía dormir en cama. Recuerdo que cuando le daba pecho, ella terminaba de comer y enseguida se ponía incomoda, y sin poder dormir, hasta que la ponía sobre la cama, despertaba siempre sin llorar y con una sonrisa enorme al verme; hasta la fecha despierta así, tan tranquila , y alegre.
Nunca hizo un berrinche sin razón, camino corrió  a los 11 meses,  y dejo el pañal al año 4 meses, y casi no tuve que entrenarla mucho, un par de días, unos chonesitos nuevos, dos veces mojo la cama por la noche y listo!,  era increíble.  Dentro de mi pensaba, bueno esta niña va que vuela a ser grande. Al año y medio ya me ayudaba con la limpieza en lo que podía, y siempre ha sido tan simpática y social,  simplemente no la disfrute como se disfruta a un bebé.

Cuando llego la segunda princesita, todo fue un encanto, y puesto que nació de 8 meses era aun mucho más sensible. Eran tan pequeña, sentía que se me rompía y deshacía al cargarla, era tan frágil. Yo estaba encantada la cargaba como mi bebe recién nacida, y por supuesto asi estaba, pero es que con la primera nunca fue así. Era tan tierna, (como todos los hijos son tan diferentes).
Mi princesita pequeña llevo su ritmo, tardo un poco mas en caminar, y sobre todo en dejar el pañal  un año después que su hermana.

Cuando me propuse enseñarle a la peque a ir haciendo solita, lo que hice fue quitarle el pañal, y que ella se diera cuenta de lo  que salía, me metalice bien para encontrar pipis o caquita por ahí y sin enojarme o ponerme los pelos de punta, me dije, esto puede pasar pero es para que ella se de cuenta. Enseguida y los primeros días así sucedió, y le explique que tenía que avisar para llevarla al baño. Eso costo que en varias ocasiones tuviera que limpiar los maravillosos y armónicos desechos que dejaba por aquí y por allá; ayyy en una ocasión todo el sillón quedo marcado de una pasta medio viscosa color marrón, y olía, como si hubiera ahí un banco de desperdicios. Ese día si pedía a gritos toda la paciencia del mundo y me decía a mi misma, “he aquí tu gran idea de dejarle sin pañal”.  Respire profundo y a limpiar. No sin antes decirle unas cuantas palabritas de instrucción para avisar antes de hacer sus cosas, que debía decirle a mami que quiera ir al baño.
En fin cada vez me desanimaba mas , y pensé hasta mandarla a una guarde para que mejor ahí le enseñaran, y dejarme de estar batallando. (que madre tan desobligada era yo) Mi excusa era que ya no podía de tiempo porque estaba ayudándole al padre en el negocio, y necesitaba mas tiempo para enseñarle, tiempo del que ya no estaba disponiendo.

Así siguió pasando el tiempo y tanto el padre como yo nos olvidamos de la operación pañal. Simplemente continuamos con los pañales. Pasaban los días y lo que hicimos fue empezar a decirle que estaba creciendo y que pronto tendría que dejar los pañales, y cuando su hermana se vestía, le preguntaba si ella quería unos chones también, a lo que asintió que si, entonces aprovechaba a decirle que tendría que empezar a avisar cuando quisiera hacer pipi o popo.

Así seguimos varios días hasta que solita empezó a decir: “Mamá pipi, pipi”, entonces yo bien orgullosa rápidamente la acompañaba al baño para ponerla en su entrenador, cuando me iba dando cuenta que ya se había hecho. Brrrrrrrruuuuu.
Me estaba avisando que ya había hecho pipí y que había que cambiar su pañal. Respiraba hondo y le decía: Mami pensó que apenas ibas a hacer, ahora tendremos que cambiar el pañal y esperar un poco más para usar chones. Y así pasaron unos días y afortunadamente llego semana santa, esos días que pude estar en casa.
Desde el primer día de descanso me propuse que estuviera sin pañal todo lo que estuviéramos en casa, para comenzar de nuevo la operación pañal.

Fue un éxito, 4 días sin pañal en casa, y cuando salíamos, le dejaba claro que no le ponía pañal. Mamí le dijo que ya no era una bebé y que pronto iría a  la escuela así  que necesitaría unos chones, ella se mostraba feliz, y su hermana también le apoyaba mucho, cada vez que hacía en el entrenador le cantábamos una porra, y su hermana le abrazaba y la animaba, era muy bonito verlas, y bueno cada vez, fue así, hacia en el entrenador y le felicitábamos le dábamos algún premio aunque no siempre, y prácticamente se fue acostumbrando, Un día salimos y sucedió un accidente de esos que no avisa y se hace, pero fue leve, en parte porque estaban jugando en un jardín del pueblo y ya era de noche, así que nadie se dio cuenta. Pero ella se sintió incomoda.
Fue creo la única vez, después de esos días y para el lunes después de semana santa todos los siguientes días la deje sin pañal, y hasta la fecha ya no hemos vuelto a poner uno, en esa semana después solo quedaba un pañal que le había puesto por la noche el cual se fue a la basura seco. Una sola noche se hizo en la cama, y todas las siguientes semanas después de semana santa no hemos vuelto a ponerle pañal.

En realidad pensé que se llevaría mucho mas tiempo puesto que ya habíamos intentado y no había resultados, sin embargo creo que sirvió el que primero estuviéramos hablando con ella, para que entendiera que estaba creciendo y que pronto iría a la escuela como su hermana, asi que había que empezar a usar chones y dejar los pañales, creo que entendió muy bien. Esa semana santa fue todo un éxito, el día de ayer hicimos oficial que la princesa había dejado por completo de usar pañales, la felicitamos y le expresamos tanto papi, hermana y yo que estábamos orgullosos de ella, porque ya se había hecho mayor y estaba usando chones y sin hacerse de la pipi en la cama por las noches. Ella se notaba feliz.

Cuanto bien le hace a los hijos, reconocer sus logros, sus avances  y hacerles sentir valiosos y lo orgullosos que nos sentimos de ellos, creo que en parte eso fue lo mas importante cuando empezó a hacer pipi en el entrenador, ella se sintió tan bien cuando le cantábamos las porras y le abrazábamos que siguió haciéndolo,  le gustaba que hiciéramos eso. Ahora en ocasiones ya no me avisa si va al baño, a veces no la escucho y la encuentro en el baño acabando de hacer, y no en el entrenador, sino en el inodoro grande.
Creo que ya tampoco necesitamos el entrenador.

“Felicidades preciosa, estamos orgullosos de ti”.